Aperitivo: No es lo mismo para un candidato
presentarse ante un mitin masivo de simpatizantes o acarreados en una plaza
pública o espacio abierto, que frente a una audiencia de empresarios, líderes
de opinión o estudiantes, en un espacio cerrado, ya sea éste un salón de
eventos o en un auditorio universitario.
De botana: Mientras que en el primer caso, el
éxito del evento depende (o debiera depender) de la capacidad de convocatoria
del candidato o de la movilización que su equipo logre, en el segundo estará
condicionado exclusivamente por el interés de escuchar y cuestionar las
propuestas programáticas y de gobierno de quien busca conducir los destinos del
país.
Entremés: En ese sentido, resulta previsible
que mientras la conducta de los asistentes a un mitin político puede ser
pasiva, de sólo atender el discurso o, en el mejor de los casos, festiva y de
lanzar vítores al candidato, en el segundo, es de esperarse una actitud
inquisitiva, de cuestionamiento y de críticas, en ocasiones severas, hacia el
candidato, ya que éste se encuentra frente a un auditorio plural, preparado,
analítico y dispuesto a confrontar las ideas del invitado.
Entre semana: Más aún, resulta comprensible
que si el auditorio se conforma por estudiantes de nivel universitario,
impetuosos y críticos por naturaleza, preocupados por la profunda crisis
estructural que vive el país en los tiempos actuales, su posición frente a las
propuestas que el candidato presenta y la ideología en que las fundamenta, será
especialmente enérgica.
Desempance: En ese contexto, las visitas que
los aspirantes presidenciales están llevando a cabo en universidades públicas y
privadas constituyen duras pruebas, no sólo indicadoras de sus respectivos
niveles de popularidad mediática, sino sobre todo por la racionalidad y metodología
con la que la población estudiantil y académica universitaria califican la
viabilidad para el país de las propuestas programáticas de cada candidato y el
sustento ideológico que las respalda.
Un vejigazo: El paso de los aspirantes
presidenciales por auditorios universitarios durante los últimos tiempos, y en
particular durante el periodo de campaña, ha significado para cada cual,
enfrentar un reto difícilmente previsible dado el ambiente plural, crítico,
pero sobre todo de alto nivel intelectual, que caracteriza los ambientes
universitarios.
Una campechana: A los cuatro se les ha
cuestionado sobre la viabilidad de sus propuestas, sobre su honestidad política
e intelectual, sobre su experiencia como gobernantes, sobres sus ligas con
proyectos contrarios al interés nacional.
Un hidalgo: Pareciera claro que a los ojos de
la comunidad universitaria y académica del país, la propuesta
político-programática que mejor responde a las condiciones de crisis que
actualmente padece nuestra nación es la de quien defiende con claridad las
prioridades de la mayor parte de la población, sobre los intereses de grupo en
lo particular, con propuestas de alto contenido social. Ustedes pónganle
nombre, amigos quijoteriadictos ponedores.
La del estribo: Los universitarios,
independientemente de si pertenecen, o han egresado de escuelas privadas o
públicas, constituyen el segmento de la población con mayor preparación
académica e intelectual para formular una evaluación objetiva de las propuestas
programáticas de campaña de los candidatos...
La caminera: De sus antecedentes políticos y
personales, y de las aportaciones al desarrollo nacional que los gobiernos
emanados de sus partidos políticos han hecho en el pasado al país.
La penúltima: Pretender descalificar el rechazo
de una parte importante de la comunidad universitaria de la Iberoamericana, a
las propuestas de gobierno y antecedentes partidistas de Peña Nieto durante su
reciente vista a la misma, arguyendo que quienes protestaron eran provocadores
e infiltrados
La última y nos vamos: Como lo hizo el
director de la División de Estudios Profesionales de la propia Universidad, y
coorganizador del evento, dista de la realidad y equivale a pretender
descalificar la capacidad de análisis y la pluralidad ideológica que
caracteriza a la comunidad universitaria de ese centro de estudios.
Otra una: Habrá que esperar si Josefina
Vázquez Mota decide visitar la Universidad Iberoamericana, como ya lo hicieron
sus tres contendientes varones, o decide cancelar como lo hizo el 8 de mayo una
visita al campus de la misma Universidad en León, Guanajuato, argumentando
falta de tiempo.
Otra más: Habrá que esperar también si los
cuatro candidatos, o varios de ellos, visitan en los días que faltan de campaña
alguno de los centros académicos de la UNAM, o la explanada anexa a la
Rectoría, como lo hizo en 1988 el entonces candidato presidencial por el Frente
Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas.
De la casa: En cualquier escenario,
resultaría ideal que todos los ciudadanos del país al votar partieran de un
análisis objetivo y crítico de las propuestas de los candidatos presidenciales
como el que pueden formular los universitarios. Bueno, eso digo yo.
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